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El elemento más crucial en el desarrollo de la vida en la Tierra es la presencia abundante de agua líquida en la superficie del planeta. Las singulares características físicas y químicas del agua son tan esenciales para los sistemas biológicos que es indudable que la vida no habría surgido sin ella. Algunas de estas características incluyen la estabilidad química del agua y sus notables propiedades como disolvente. Donde hay agua, hay vida.

Aunque grandes volúmenes de agua, como lagos y océanos, albergan diversas y abundantes poblaciones de organismos, también existen organismos adaptados que sobreviven en entornos con cantidades reducidas de agua. Por ejemplo, en los desiertos, las lluvias breves y poco frecuentes desencadenan rápidamente la floración de ciertas plantas. Estas plantas completan su ciclo de vida antes de que el agua de lluvia se evapore por completo.

El agua permite la existencia de vida incluso en condiciones adversas, como climas extremos, tanto calurosos como fríos. Algunas especies de bacterias prosperan en manantiales calientes, mientras que otras florecen en las aguas heladas de los océanos Ártico y Antártico. Asimismo, las algas crecen en los bordes de los glaciares en proceso de fusión. ¿Por qué el agua es tan vital para la vida? Comprender el papel esencial del agua en los procesos biológicos requiere examinar su estructura molecular y las propiedades físicas y químicas que resultan de dicha estructura.

La Tierra se distingue entre los planetas de nuestro sistema solar principalmente por sus vastos océanos de agua. A lo largo de miles de millones de años, el agua se formó a través de reacciones a altas temperaturas entre los hidrocarburos atmosféricos y los silicatos y óxidos de metal del manto terrestre. La humedad se elevó hasta la superficie del planeta en forma de vapor emitido durante las erupciones volcánicas. Los océanos se formaron cuando ese vapor se condensó y retornó a la Tierra en forma de lluvia.

Se estima que la primera lluvia duró más de 60 000 años. A lo largo de millones de años, el agua ha tenido un profundo impacto en nuestro planeta. Ya sea cayendo como lluvia o fluyendo en ríos, el agua ha erosionado las rocas más duras y ha transformado montañas y continentes.

Actualmente, muchos científicos sostienen que la vida emergió en los antiguos océanos. La vida no surgió accidentalmente junto con el agua, ya que esta sustancia posee varias propiedades inusuales que la hacen muy adecuada para ser el medio de la vida. Entre estas se encuentran sus propiedades térmicas y sus características disolventes poco comunes. Estas propiedades del agua están estrechamente relacionadas con su estructura molecular.