Embárquese en un viaje al corazón de la célula, donde la glucólisis, esa danza molecular ancestral, se desarrolla con elegancia. Imagínese a sí mismo en un mundo microscópico, donde esta serie de transformaciones químicas esencial se despliega, un legado bioquímico compartido por todos los seres vivos, desde las más sencillas bacterias hasta el ser humano.

En este proceso, que bien podría llamarse el ballet de Embden-Meyerhof-Parnas, una simple molécula de glucosa se descompone en dos actores más pequeños, el piruvato, cada uno portando tres átomos de carbono como insignias. A lo largo de este espectáculo, algunos de estos átomos de carbono se someten a una transformación, liberando una modesta pero vital cantidad de energía, apenas un 5% del potencial total, capturada en las formas elegantes de ATP y NADH.

Imagine que el destino del piruvato es una encrucijada, determinada por el ambiente en el que reside la célula. En los dominios sin oxígeno, el piruvato se transforma en una variedad de productos, como el etanol o el ácido láctico, verdaderos testimonios de la vida en condiciones anaeróbicas. Por el contrario, en un escenario oxigenado, el piruvato se somete a una metamorfosis completa, oxidándose hasta convertirse en CO2 y H2O a través de un proceso más complejo conocido como respiración aerobia.

La glucólisis se despliega en dos actos principales:

  1. En el primer acto, la glucosa es adornada con fosfatos en una doble ceremonia de fosforilación, seguido de un corte magistral que la divide en dos moléculas de gliceraldehído-3-fosfato. Esta fase consume dos moléculas de ATP, pero piense en ello como una inversión sabia, preparando el escenario para la gran revelación de energía.

  2. El segundo acto ve al gliceraldehído-3-fosfato transformarse en piruvato. Aquí, la obra alcanza su clímax con la producción de cuatro moléculas de ATP y dos de NADH. Sin embargo, como recordatorio de los sacrificios hechos, el saldo neto es de solo dos ATP por molécula de glucosa, un pequeño precio a pagar por la energía liberada.

La odisea glucolítica se resume así: una molécula de D-Glucosa se embarca en una transformación espectacular, invirtiendo dos ADP, dos Pi, y dos NAD+, para finalmente rendirse ante dos piruvato, dos ATP, dos NADH, junto con dos protones y dos moléculas de agua, marcando el final de una jornada épica dentro de la minúscula metrópoli celular.

glucolisis