La octava etapa de la glucólisis implica la transformación del 3-fosfoglicerato a 2-fosfoglicerato. Dado que el 3-fosfoglicerato presenta un bajo potencial para la transferencia de fosforilo, no es adecuado para la generación de ATP en etapas posteriores. Para superar esto, las células lo convierten en fosfoenolpiruvato (PEP), un compuesto con un potencial de transferencia de fosforilo significativamente más alto, lo que lo hace un candidato ideal para la síntesis de ATP. La diferencia en las energías libres estándar de hidrólisis entre el 3-fosfoglicerato (-12.6 kJ/mol) y el PEP (-58.6 kJ/mol) subraya la importancia de esta transformación. En el inicio de este proceso, una enzima llamada fosfoglicerato mutasa facilita el cambio de la posición del grupo fosforilo del carbono 3 al carbono 2, empleando un mecanismo de dos pasos de adición y eliminación.