Los fármacos son sustancias que producen un cambio en la función biológica a través de sus acciones químicas. Pueden ser sintetizados dentro del cuerpo (por ejemplo, las hormonas) o pueden ser sustancias que no se sintetizan en el cuerpo (es decir, xenobióticos, del griego xenos, que significa "extraño").

Los fármacos pueden ser agonistas (activadores) o antagonistas (inhibidores) de las moléculas receptoras. Los receptores son proteínas que se encuentran en las células y que juegan un papel importante en la regulación de la función celular. Cuando un fármaco se une a un receptor, puede activar o inhibir su función.

Los fármacos pueden tener una gran variedad de efectos, desde los muy específicos (como los que tienen los medicamentos que se utilizan para tratar el cáncer) hasta los muy generales (como los que tienen los medicamentos que se utilizan para tratar el dolor).

Para que un fármaco sea eficaz, debe tener las propiedades adecuadas para interactuar con su receptor. La molécula del fármaco debe tener el tamaño, la carga eléctrica, la forma y la composición atómica adecuados. Además, el fármaco debe ser capaz de llegar a su receptor en el lugar correcto del cuerpo.

Los fármacos también deben ser capaces de inactivarse o excretarse del cuerpo a un ritmo razonable. Si un fármaco no se inactiva o excreta, puede acumularse en el cuerpo y causar efectos adversos.

Los fármacos son una parte importante de la medicina moderna. Se utilizan para tratar una amplia gama de enfermedades, desde las más comunes hasta las más graves. Los fármacos también se utilizan para prevenir enfermedades y para mejorar la salud en general.

En este artículo se ha repasado la naturaleza de los fármacos, definiendo qué son y cómo funcionan. También se han discutido los diferentes tipos de fármacos, así como sus propiedades y características. El artículo finaliza con una breve reflexión sobre la importancia de los fármacos en la medicina moderna.